martes, 18 de diciembre de 2012

Oh, blanca Navidad


Seguro que ya pensabais que os ibais a librar, ¿eh? ¡Pues no! Como todo el mundo por estas fechas hoy os voy a dar la chapa con mi visión de la Navidad.

Empecemos por los niños, que en definitiva es lo más importante, vosotros los adultos ya estáis perdidos, no tenéis solución. Hace unos meses discutimos en casa sobre si mi hermana debía hacer la comunión o no. Ella, con 9 años y más pícara que nadie, aseguró que creía en Dios y que por eso quería hacerla, pero probablemente la verdad es que a ella se la soplan todos los Dioses posibles, aunque lo de los regalos parece importarle más, como a cualquier crío. Todos coincidiremos en que un niño todavía tiene todo por aprender, y así debe de ser, y que si le ofreces regalos todavía no tiene la capacidad de ver más allá, el problema aparece cuando eso se mantiene en la edad adulta.

Y es que la Navidad es más de lo mismo, primero están los que la celebran por la religión, lo cual me parece genial, cada uno con sus creencias, pero sigo sin ver por qué hay que gastar dinerales en regalos y comida cara en la mesa. Me parece absurdo, el otro día bromeando con la familia dije que dudo que en el portal tuvieran para gambas y que yo pienso comer todos los días de las fiestas pan con queso. La base de estas fiestas debería ser la humildad y la generosidad, estar juntos, y sin que importara lo que valga lo que está en la mesa ni los regalos, que encima en ocasiones se convierten en dolores de cabeza para algunos, menuda dificultad tiene elegir un regalo para alguien que no ves en meses. Sandeces, aunque por suerte las modas siempre te ayudarán, este año a las mujeres toca “50 sombras de Grey”, y a los hombres yo qué sé, un maletín de herramientas nuevo.

Luego los que no lo celebran por religión, se excusan en que se aprovecha para estar juntos, unos hacen creer a sus hijos en un tronco de madera que sonríe feliz al darle pieles de naranja y que caga juguetes, otros en un carbonero tonto que dicen que les lleva regalos y otros directamente en un hombre mayor y obeso que vuela por los cielos para repartir regalos por todo el mundo. A mí sigue sin valerme, la verdad, no me parece más que una excusa para que la gente se gaste cantidades de dinero que hoy en día dan un poco de vergüenza viendo la de gente que no tiene ni para sopa. “Hombre, pero no seas así, que a los niños les hace ilusión los regalos”. Claro que sí, enseña a tus hijos desde pequeñitos que lo que tiene valor son los juguetes caros que usaran una vez y habrán hecho que te gastes 30 euros que a otro le hubieran dado de comer. Qué divertida es la humanidad, joder.

Y es que este tema es un tema divertido, porque en estas fiestas parece que la gente de repente se acuerda de los pobres. El otro día un chaval me enseñaba en su iPad (a ver si me empieza a pagar Apple por la publicidad) con cara de asombro, preocupadísimo, una noticia que decía que una de cada cinco personas en España está en peligro de pobreza mientras yo me reía por dentro, menuda imagen. Él estaba súper sorprendido, y eso está bien, que la gente se preocupe. Yo no digo que cada uno no pueda gastarse su dinero en lo que quiera, pero creo que tenemos la obligación de ser un poco más responsables, tanto ahora como el resto del año.

Las Navidades son una época donde los reyes del cinismo y la hipocresía alcanzan su apogeo, familias que no se hablan durante el año se reúnen porque hay que pasar las fiestas juntos y para que los mayores no se sientan mal. La televisión habla de pobreza y de hermandad cuando durante el año gastan millones en cosas totalmente absurdas, con el dinero que le pagaron a la Esteban en cualquiera de sus entrevistas daría para dar de comer a mucha gente, en Navidad o en cualquier otro momento. Y en enero, los pobres seguirán siendo pobres, los de clase media serán un poco más pobres, y como siempre, los ricos serán más ricos habiendo vendido muñecas, juegos y patinetes a mansalva.

Cada uno que celebre lo que quiera, no seré yo quien eche en cara nada, es más, yo veré a mi familia en Navidad y en Fin de año pero soy consciente de que es sólo una excusa más para vernos, igual que cualquier otro día, y me pondré hasta el culo de sopa y canalones de mi madre y de mi abuela. Ya sé que hay que comprar cosas, sobre todo por los niños, no vas a dejar a tus hijos sin regalos mientras que los hijos de los demás tienen bicicletas nuevas, pero enseñadles el valor de las cosas, que no celebren regalos envueltos en papel brillante.

Si en realidad creéis en algún Dios, explicadles por qué y, en cualquier caso, enseñadles que lo que celebramos es que estamos juntos, que tenemos un techo, que estamos sanos y que nos queremos, no la Play Station, la bici nueva o la nueva peli de Dora la Exploradora. Enseñadles vuestros valores, y si no los tenéis, los buscáis, que también os irá bien, y se los enseñáis, es vuestra responsabilidad. Ellos serán el mundo mañana, y si sale mal, si el dinero sigue siendo el dueño y los pobres los más perjudicados, será culpa nuestra, culpa de lo que les enseñamos, no de ellos.

Hay que reflexionar sobre las cosas, buscar en Internet, que es gratis, y darse cuenta de los engaños con los que crecemos. Por ejemplo me encanta la historia de las doce uvas: se supone que las familia adineradas se permitían uvas y champán para acabar el año, y un año en que los agricultores tenían excedente de uva, un genio de la publicidad debió de decir que comerte doce uvas a final de año te daría suerte para el siguiente. Así que imagino que entre eso y el constante deseo de ser como los ricos, que no es más que algo que hemos ido heredando de nuestros padres, hicieron que vendiera toda la uva. Un cachondo el tío, debe de estar descojonándose todavía de la broma.

Pues nada, que tengáis buenas fiestas, aunque volveré por aquí antes de Navidad para resumiros mi año, que disfrutéis de los vuestros y de vuestros regalos, y que comáis mucha uva o, si este año sobra otra cosa, pues otra cosa. Dicen que los ricos ahora comen atún y beben zumo de melocotón para Nochevieja, no les hace falta ser más exquisitos porque pronto nosotros no podremos comprar ni eso.

Lluis Llach - El día en que cuando a un niño se le pregunte "¿Qué quieres ser de mayor?" conteste "Quiero ser una buena persona", seguramente la sociedad que soñamos estará muy cerca.

¡Si has pasado por aquí y te apetece, salúdame, por la vía que quieras!

5 comentarios:

  1. Eh, eh, eh, eh... El Olentzero no es tonto, ¿eh? Es un carbonero glotón y borrachín, son sus costumbres y hay que respetarlas.

    Estoy bastante de acuerdo con lo que has escrito, pero para mí, que no soy creyente, sigue siendo una excusa bastante buena para comer cosas ricas que no como el resto del año (llevo a dieta desde febrero y encima me gusta comer más que a un tonto un lápiz, entiéndeme) y para juntarme con familia que, desgraciadamente, no veo más que en estas fechas o en días aislados. Es una oportunidad para estar juntos más de 5 minutos, hablar y disfrutar de unos buenos ratos.

    También es verdad que podría tocarme juntarme con parte de mi familia que aborrezco, pero como no soy una hipócrita, directamente no voy, y me junto sólo con "los míos". Sólo estoy obligada a juntarme con mis padres, pero me temo que eso es inevitable.

    En el tema de los regalos, qué quieres que te diga, me encantan. Me gusta mucho regalar, pensar en los gustos de esa persona, buscar con ilusión que puede querer o necesitar, envolverlos y, sobre todo, darlos. Me gusta mucho. Pero también me gusta recibirlos. No pido que se gasten una millonada (de hecho, odio que me regalen cosas caras, me hace sentir mal), pero me gusta ver que alguien ha pensado en mí, lo mínimo para estrujarse la cabeza y regalarme la mayor mierda, sólo porque ha pensado que iba acorde con mis gustos.

    Resumiendo, las navidades son unas fechas de mierda y más este año y los sucesivos (supongo que coincidirás conmigo), así que hay que intentar verle el lado bueno: comida rica + familia que quieres (y, si se tercia, algún regalito).


    P.D: Pásame tu dirección postal por mail o algo y os mando una postal handmade, que me ha dado por las manualidades :D

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    1. ¿Sí o qué? Ahora no me dejes con la ilusión y luego no me la envíes, eh! Además me apasionan los regalos handmade :D

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    2. María en la sombra onemoretime18 de diciembre de 2012, 11:28

      Se me había olvidado comentar lo siguiente: Tu hermana es una troll.

      Dicho lo cual, añado: yo hice la comunión por los regalos, pensando que la gente me regalaría las cosas de chico que yo quería (una bici y una consola) y me encontré con regalos de niña (pulseritas y anillitos y cositas)...


      Y sí, te mando postal. Si quieres, y me aburro mucho, te mando 2 o 3 y así parece que os ha escrito más gente :D

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  2. Es una forma que tienes de ver unas fechas como estas; aunque yo más coincido con Maria en la sombra jejeje. No creo en nada, ni Dioses ni No Dioses; para mí la Navidad es una ilusión, me explico: me junto con la gente que amo, cenamos juntos todos (no caviar ni cosas excesivas, el caviar lo dejo para febrero o por ahi), el consumismo pues sí es una puta mierda, pero me muero de ilusión por ir a "las compras navideñas" de comprar regalos (más que de que me compren) de envolverlos y currarme el lacito, y colgar un rey mago de chocolate cuando haga la última lazada. (A mi edad, que no la voy a decir, pero ya tengo una edad....) todavía escribo la carta de los reyes magos, y preparo el turron y los cuenquitos con leche para los camellos, xq es una tradicion que he llevado a cabo desde que era una cría y espero poder inculcarle a mis hijos la misma ilusión por la navidad que yo tengo. Evidentemente, hay ocasiones pues que por H o por B la gente pierde la ilusion de celebrarlas o no le hacen tanta gracia. A mi de momento la ilusión me perdura y espero que por mucho tiempo. Un saludito Charles :) y Feliz Navidad ^^

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  3. P.D: aunque no te lo creas, yo la comunión la hice por mi abuela (xq a la mujer la hacía mucha ilusión. Pero a esa edad.... yo ya no creía en Dioses ni polladas, es complicado de creer? pues sí, maybe... pero es así). Los regalos sinceramente me la traian un poco al pairo, xq sabia que los iba a tener por el simple hecho de hacerla. No me fui a un palacio a celebrarla, ni siquiera salí de mi barrio, fue una comunión muy sencillita y no excesivamente cara ;) muack!

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