domingo, 17 de febrero de 2013

Punto


“Resulté destrozado de historias que jamás antes pude imaginar que viviría, yo aún me mecía en mis sueños cuando me encontré de cara contigo. Ya nos habíamos visto alguna vez, pero siempre venías por una razón lógica, y de alguna forma te entendía, podía intuir la pena en ti, aunque en ocasiones en tu cara se dibujaba la mueca sombría de una sonrisa macabra que sólo parecía ver yo y que no quise creer hasta que te reíste a carcajadas delante de mí.

Viniste para arrebatarme el alma, para hacerme pagar por tantas meteduras de pata, y de hecho lo conseguiste, me obligaste a explotar en millones de pedazos. Me obligaste a dormir muchísimo pero me arrebataste los sueños, me robaste mi refugio y me dejaste sin un lugar seguro al que poder volver. Me regalaste tiempo que vivir sin entender, me diste música y libros pero te llevaste mi capacidad de sentirlos. Hiciste que me desvaneciera y que dejara de existir, que me perdiera para, probablemente, no encontrarme de nuevo.

Me quitaste la vida, pero conseguí continuar. No sé muy bien cómo, pero lo conseguí, conseguí continuar andando, aunque lento y a trompicones, muchos trompicones, y algo vacío. Pero no sólo eso. Con el tiempo, fui cogiendo todos los trocitos que encontré y los monté de nuevo, y de ello resultó salir algo con lagunas, porque hubo trocitos que no encontré, y otros que quise desechar porque estaban muy rotos, pero con una forma más bonita, y le añadí un poco de luz y de ganas, y risas. Y quise sobrevivir por los que no pudieron hacerlo, y lo conseguí.”


Punto. Punto y seguido, no te vayas a pensar.

Este pedacito que te empecé a contar ya hace un tiempo, y que, honestamente, ha sido el más fácil, llega a su paréntesis, que no a su fin. Digo que ha sido fácil porque te he engañado, mejor dicho, he enmascarado mi verdad en la mayoría de cosas importantes tras metáforas y frases más perspicaces de lo que soy en realidad y que sólo entendiste si vives cerca de mi corazón. Sentimientos, sensaciones y vicios que no podría haber dicho de una forma más verdadera, porque yo no las hubiera podido soportar.

Los motivos son muchos y muy variados, pero el más grande es que las cosas tienen un ciclo, y el ciclo de esta ya ha pasado, o igual es mi ciclo el que ha pasado. Ya no me siento la misma persona que empezó este blog, y es por eso que sería injusto continuar aquí, o dejarlo morir lentamente. En cualquier caso creo que he desgranado esta experiencia al máximo, y que ahora me toca invertir mi tiempo en otras cosas, que también intentaré compartir.

Sé que hay personas que se han entretenido leyéndome, en el mejor sentido de la palabra, a otros quizás alguna vez les he hecho sentir algo, otros han entrado sólo por el morbo, otros por conocerme… Pero a todos les agradezco por igual que me dieran la oportunidad de contarles mis historias, mis reflexiones y mis fantasmas.

No sé cuál es exactamente tu razón para haberme leído, pero de poco importa llegados a este punto. Lo cierto es que abrí este blog para poder sobrevivir, para poder dormir mejor por las noches, para perder vergüenzas y para que la gente más cercana a mí pudiera acercarse un poquito en lugar de verme desde lejos y se dieran cuenta de que todo está bien. Y su único objetivo era conseguir que alguien, con una sola persona bastaba, se sintiera bien leyéndome, y un poquito menos solo, sólo un poquito, y ojalá lo haya conseguido.

Personalmente esto ha resultado muchísimo más… He crecido con el blog, he ido pegando los pedacitos que antes he nombrado, y he aprendido muchísimo. He aprendido a ponerle letra a mis sentimientos, a contarlos, y a soñar con llegar a ser un escritor que no de éxito, pero sí del que me sienta orgulloso. También he conocido a personas, seguramente tú seas uno de ellos, que me han enseñado puntos de vista nuevos que no conocía, e infinidad de cosas que no sería capaz de recordar en un instante, pero que sí recordaré a lo largo de mi trayecto.

Espero que me hayas entendido un poco, que se haya tejido algún hilo invisible entre nuestros corazones y ojalá que mis teclas te hayan ayudado. No soy el escritor más talentoso, evidentemente. He cometido un millón de faltas ortográficas y sintácticas, y hay cosas que aún yo me pregunto qué es lo que quise decir con ellas, pero he sido tan sincero como he podido, y completamente real.

Este blog quedará abierto, pero no entres buscando nuevas entradas, porque ya no volverán. Si te apetece, pienso colaborar siempre que pueda y consideren mi talento suficiente en http://rapsodiacircular.blogspot.com.es/2013/02/senda-inmortal.html bajo el nombre de “C Blond” junto con otros jóvenes y en algún momento, espero que no muy lejano, abriré un nuevo espacio, pero será completamente distinto a este.

No quiero hacer una lista de personas, porque es absurdo, simplemente quiero nombrar a mi familia, porque me apoyaron y trataron de ilusionarme desde el primer día con todas sus ganas, que se dice pronto. A los amigos que habéis estado ahí para decirme “qué buena la entrada” incluso antes de leerla con el pretexto de “si no es buena, luego te lo digo, pero es que ya sé que sí…” y darme vuestra opinión luego, en público o en privado y pasarnos horas hablando y creciendo.

Y por último permíteme el lujo de darle las gracias a una persona más que sé que a ratos rompe su zona de confort para mí, para aguantarme, y que podría haberme mandado al cuerno a las primeras de cambio pero que en lugar de eso quiso leerme más e incluso ahora me llama amigo. Se preguntará un rato si esto va con ella, pero al final se dará cuenta de que sí, porque ahora se esfuerza por ver el lado bueno de las cosas.

Las vías de contacto siguen abiertas, porque son personales, evidentemente, así que siéntete libre de saludarme siempre que te apetezca.

Creo que la mayor parte del tiempo he escrito el blog usando el “vosotros”, pero en este instante he querido escribir sólo para ti. Tú que a lo largo de unos meses, por la razón que sea, has decidido intercambiar un trocito de tu tiempo por un pedacito de mi alma.

Gracias.

Si me lo preguntáis a mí, mi top 5 de entradas es este, por si os apetece echarles otro vistazo en algún momento:






domingo, 10 de febrero de 2013

Un fin de semana


“Son las 5 de la mañana, en casa todos están durmiendo, y suena mi despertador. Abro los ojos y maldigo al mundo, al frío, a la oscuridad y al sueño que tengo, sufro 12 crisis existenciales en 1 minuto y me pregunto si después de todo valdrá la pena. He dormido muy pocas horas y ayer fue un día agotador, y además parece que hoy lo será más aún, sólo la ilusión de que algo cambie, de una baza que jugar, me hace levantarme por fin de la cama y cerrar a golpes silenciosos una maleta que guarda ilusiones, sueños y promesas, pero a la que le cuesta cerrar por falta de costumbre.

Me ducho y me preparo para el día mientras mi mente sigue en muerte cerebral, el “Sí, mama, llevo calzoncillos y comeré bien, que tengo 23 años…” de turno seguido del “¿Llevas dinero? ¡Lleva dinero, que nunca se sabe!” y nos ponemos en camino. Beso de despedida, reflexión de “pobre mujer, a las horas que se levanta por mí…” y al andén. Pierdo el tren por minutos y me toca esperar el siguiente en mitad de un frío de espanto, y todavía es de noche… Aparece un montón de gente y me pregunto a dónde demonios irán un viernes a esas horas, y si se levantarán tan pronto cada día y si será para cumplir sus sueños...

Perdemos el tren por problemas logísticos (que el revisor era un capullo integral, pero de buen rollo, eh) y aprovechamos para hacer un poco de broma y destensar el ambiente, nos contamos quiénes somos, y qué vamos a hacer, los más mayores hablamos más y los más pequeños se quedan en grupitos pequeños con sus maletas por escudo. Me quedo escuchando entre bostezos del sueño que todavía me dura a dos chicas que ponen en común sus ideas y piensan en qué podrían ayudarse la una a la otra, me hace sonreír por debajo de la nariz, y es súper bonito.”

Así empieza un fin de semana apasionante. Sí, creo que apasionante es una de las palabras que mejor encajan, tres días en los que conocí a gente maravillosa, personas que no creía que pudieran existir, que fueron a darlo todo, a compartir, a pasarlo bien, y viví experiencias increíbles que nunca antes podría haber imaginado, estas son algunas de las personas de las cuales llevaré siempre un trocito conmigo y que en muy poquito tiempo me regalaron y me enseñaron muchísimo.

De “J” aprendí que el hecho de que sea tan alto y ancho es porque de otra forma no le cabría el corazón tan inmenso que tiene en el pecho, lo que el primer día parecía un chulito de turno acabó por convertirse en un compañero de trayecto y de reflexiones extraordinario, aunque mi nivel intelectual estaba por los suelos por culpa del cansancio y bastante tenía con mantenerme despierto... Una de esas personas de las que siempre quieres estar cerca, con imán, y además me pegó un más que sexy acento gallego.

“R” me recordó la brillantez de la juventud, esa juventud en la que todavía no han aparecido demasiados complejos ni demasiados miedos, esa juventud que todavía mantiene un poco de niñez, que siempre sonríe, que regala sonrisas a cada instante sin esperar nada a cambio, esa juventud de sueños por cumplir, de ganas infinitas. Y todo eso pegado a una personalidad extraordinaria, de alegría contagiosa y con una única preocupación: “A lo mejor cuando crezca ya no haré tanta gracia y la gente no se reirá tanto conmigo…”. El amor metido en un cuerpo diminuto que me hubiera pasado el día abrazando si no hubiera quedado rarísimo.

“A” me hizo entender de veras que en realidad no importa en lo que creas, ni tu ideología política, ni tu religión, ni donde seas ni el colegio al que hayas ido… Lo que importa es si eres una buena persona o no, si quieres sumar o no, si tienes la capacidad de querer o estás perdido por completo. Alguien con quien a priori no tengo nada que ver consiguió abrirse camino hasta mí hasta el punto en el que me encantaría pasarme horas y horas charlando con él sobre la evolución del ser humano, sobre la psicología de un calamar o sobre filosofía, que dicho sea de paso, desconozco por completo. Un tipo maravilloso, inteligente, inquieto, generoso y que se esforzó con todo su corazón por pasarlo bien, y por hacérnoslo pasar bien a todos, aguantando mis doce millones de preguntas.

“R” es mi amor platónico, se sorprenderá si es que llega a leer esto, pero sin ella mi fin de semana no hubiera sido para nada igual. Fue mi punto de apoyo invisible, una especie de cómplice secreto, y además hizo que dejara de tambalearme en los momentos en los que el cansancio casi llegaba a tumbarme y mi seguridad estaba de vacaciones. La primera vez que la vi nada me llamó la atención de ella, pero ahora me alegro muchísimo de haber podido compartir tiempo con ella.

No quiero dejarme a nadie, aunque seguro que me dejaré a mil, pero todos y cada uno de los que conocí tienen algo que los hace especiales, brillantemente especiales. “G” es un bala perdida de la leche, pero tiene la gracia de los sinvergüenzas y conseguirá lo que quiera en la vida, “A” habla sin parar, pero sus ojos claros hacen que te pierdas en ellos y escucharla todo el tiempo y no parecer un completo idiota mirándola hipnotizado como un bobo se hace una tarea casi imposible.

“L” es un amor y siempre estuvo dispuesta a reírse conmigo, aunque por las mañanas es menos persona que yo, que ya es decir… “J” tiene más clase que ningún actor de Hollywood, y cualquier mujer debería volverse loca por él, “JJ” es un artista y tuvo una paciencia infinita con los que tenemos una creatividad artística nula. “P” es el tío más cachondo de la historia, y me siguió el rollo todo el fin de semana, aunque nos encontráramos poco más que para dormir casi de la mano en nuestra minúscula habitación.

“A” me regaló toda su confianza desde el primer segundo, gracias a un viaje en metro inesperado que nos permitió conocer nuestras historias un poco mejor. “S” y “C” contribuyeron fervientemente a mi intento de nacionalización gallega y estuvieron siempre dispuestos a echarme un cable cuando me hizo falta, y a charlar buenos ratos, cada uno a su manera. “S” vivió enganchada a su móvil atareada como la que más la mitad del fin de semana, pero cuando levantaba la cabeza era siempre para regalarte una confianza envidiable y una sonrisa perpetua.

“N” es tonta perdida, y le ha tocado el mentor perfecto para ella, no sé cómo les irá el proyecto pero al menos podrán compartir habitación en el manicomio, y cuando no se muere de vergüenza es simpatiquísima, aunque tope de mala jugando a las cartas. Con “D” me sentí como si nos conociéramos de toda la vida, conectamos en una décima de segundo y ya está ayudándome a llevar a cabo mi proyecto antes incluso de haberlo empezado…

A “F” le tocó pagar los platos rotos de mis noches de poco descanso, nada más conocernos le conté mi vida en prosa evitando pocos, o ningunos, detalles, como no me creía capaz de hacer, pero creo que eso consiguió crear un lazo de confianza enorme entre nosotros, de compañeros, de caminar hombro con hombro. Eso o ahora mismo está en algún loquero pidiendo auxilio, o en la policía avisando para que vengan a por mí.

En definitiva todo este texto es sólo por una razón: dar las gracias a todos los que contribuisteis, aunque fuera un poquito, a que mi fin de semana fuera maravilloso, a los que compartieron tren conmigo, a los compis de habitación, a los de grupo, a los tres maravillosos y cercanos monitores y a todo el equipo que nos llegó tan hondo con su cercanía y su humanidad. Para mí toda esta experiencia sólo ha tenido una pequeña parte mala, y ha sido no poder llegar a conoceros a todos, cosa que espero hacer en algún momento.

Así que gracias a todos los que, con vuestra actitud, vuestra ilusión y vuestras sonrisas me hicisteis pasar un fin de semana que no olvidaré jamás, porque ya sabéis, recordamos mucho más las cosas que vivimos con una gran carga emocional..