domingo, 10 de febrero de 2013

Un fin de semana


“Son las 5 de la mañana, en casa todos están durmiendo, y suena mi despertador. Abro los ojos y maldigo al mundo, al frío, a la oscuridad y al sueño que tengo, sufro 12 crisis existenciales en 1 minuto y me pregunto si después de todo valdrá la pena. He dormido muy pocas horas y ayer fue un día agotador, y además parece que hoy lo será más aún, sólo la ilusión de que algo cambie, de una baza que jugar, me hace levantarme por fin de la cama y cerrar a golpes silenciosos una maleta que guarda ilusiones, sueños y promesas, pero a la que le cuesta cerrar por falta de costumbre.

Me ducho y me preparo para el día mientras mi mente sigue en muerte cerebral, el “Sí, mama, llevo calzoncillos y comeré bien, que tengo 23 años…” de turno seguido del “¿Llevas dinero? ¡Lleva dinero, que nunca se sabe!” y nos ponemos en camino. Beso de despedida, reflexión de “pobre mujer, a las horas que se levanta por mí…” y al andén. Pierdo el tren por minutos y me toca esperar el siguiente en mitad de un frío de espanto, y todavía es de noche… Aparece un montón de gente y me pregunto a dónde demonios irán un viernes a esas horas, y si se levantarán tan pronto cada día y si será para cumplir sus sueños...

Perdemos el tren por problemas logísticos (que el revisor era un capullo integral, pero de buen rollo, eh) y aprovechamos para hacer un poco de broma y destensar el ambiente, nos contamos quiénes somos, y qué vamos a hacer, los más mayores hablamos más y los más pequeños se quedan en grupitos pequeños con sus maletas por escudo. Me quedo escuchando entre bostezos del sueño que todavía me dura a dos chicas que ponen en común sus ideas y piensan en qué podrían ayudarse la una a la otra, me hace sonreír por debajo de la nariz, y es súper bonito.”

Así empieza un fin de semana apasionante. Sí, creo que apasionante es una de las palabras que mejor encajan, tres días en los que conocí a gente maravillosa, personas que no creía que pudieran existir, que fueron a darlo todo, a compartir, a pasarlo bien, y viví experiencias increíbles que nunca antes podría haber imaginado, estas son algunas de las personas de las cuales llevaré siempre un trocito conmigo y que en muy poquito tiempo me regalaron y me enseñaron muchísimo.

De “J” aprendí que el hecho de que sea tan alto y ancho es porque de otra forma no le cabría el corazón tan inmenso que tiene en el pecho, lo que el primer día parecía un chulito de turno acabó por convertirse en un compañero de trayecto y de reflexiones extraordinario, aunque mi nivel intelectual estaba por los suelos por culpa del cansancio y bastante tenía con mantenerme despierto... Una de esas personas de las que siempre quieres estar cerca, con imán, y además me pegó un más que sexy acento gallego.

“R” me recordó la brillantez de la juventud, esa juventud en la que todavía no han aparecido demasiados complejos ni demasiados miedos, esa juventud que todavía mantiene un poco de niñez, que siempre sonríe, que regala sonrisas a cada instante sin esperar nada a cambio, esa juventud de sueños por cumplir, de ganas infinitas. Y todo eso pegado a una personalidad extraordinaria, de alegría contagiosa y con una única preocupación: “A lo mejor cuando crezca ya no haré tanta gracia y la gente no se reirá tanto conmigo…”. El amor metido en un cuerpo diminuto que me hubiera pasado el día abrazando si no hubiera quedado rarísimo.

“A” me hizo entender de veras que en realidad no importa en lo que creas, ni tu ideología política, ni tu religión, ni donde seas ni el colegio al que hayas ido… Lo que importa es si eres una buena persona o no, si quieres sumar o no, si tienes la capacidad de querer o estás perdido por completo. Alguien con quien a priori no tengo nada que ver consiguió abrirse camino hasta mí hasta el punto en el que me encantaría pasarme horas y horas charlando con él sobre la evolución del ser humano, sobre la psicología de un calamar o sobre filosofía, que dicho sea de paso, desconozco por completo. Un tipo maravilloso, inteligente, inquieto, generoso y que se esforzó con todo su corazón por pasarlo bien, y por hacérnoslo pasar bien a todos, aguantando mis doce millones de preguntas.

“R” es mi amor platónico, se sorprenderá si es que llega a leer esto, pero sin ella mi fin de semana no hubiera sido para nada igual. Fue mi punto de apoyo invisible, una especie de cómplice secreto, y además hizo que dejara de tambalearme en los momentos en los que el cansancio casi llegaba a tumbarme y mi seguridad estaba de vacaciones. La primera vez que la vi nada me llamó la atención de ella, pero ahora me alegro muchísimo de haber podido compartir tiempo con ella.

No quiero dejarme a nadie, aunque seguro que me dejaré a mil, pero todos y cada uno de los que conocí tienen algo que los hace especiales, brillantemente especiales. “G” es un bala perdida de la leche, pero tiene la gracia de los sinvergüenzas y conseguirá lo que quiera en la vida, “A” habla sin parar, pero sus ojos claros hacen que te pierdas en ellos y escucharla todo el tiempo y no parecer un completo idiota mirándola hipnotizado como un bobo se hace una tarea casi imposible.

“L” es un amor y siempre estuvo dispuesta a reírse conmigo, aunque por las mañanas es menos persona que yo, que ya es decir… “J” tiene más clase que ningún actor de Hollywood, y cualquier mujer debería volverse loca por él, “JJ” es un artista y tuvo una paciencia infinita con los que tenemos una creatividad artística nula. “P” es el tío más cachondo de la historia, y me siguió el rollo todo el fin de semana, aunque nos encontráramos poco más que para dormir casi de la mano en nuestra minúscula habitación.

“A” me regaló toda su confianza desde el primer segundo, gracias a un viaje en metro inesperado que nos permitió conocer nuestras historias un poco mejor. “S” y “C” contribuyeron fervientemente a mi intento de nacionalización gallega y estuvieron siempre dispuestos a echarme un cable cuando me hizo falta, y a charlar buenos ratos, cada uno a su manera. “S” vivió enganchada a su móvil atareada como la que más la mitad del fin de semana, pero cuando levantaba la cabeza era siempre para regalarte una confianza envidiable y una sonrisa perpetua.

“N” es tonta perdida, y le ha tocado el mentor perfecto para ella, no sé cómo les irá el proyecto pero al menos podrán compartir habitación en el manicomio, y cuando no se muere de vergüenza es simpatiquísima, aunque tope de mala jugando a las cartas. Con “D” me sentí como si nos conociéramos de toda la vida, conectamos en una décima de segundo y ya está ayudándome a llevar a cabo mi proyecto antes incluso de haberlo empezado…

A “F” le tocó pagar los platos rotos de mis noches de poco descanso, nada más conocernos le conté mi vida en prosa evitando pocos, o ningunos, detalles, como no me creía capaz de hacer, pero creo que eso consiguió crear un lazo de confianza enorme entre nosotros, de compañeros, de caminar hombro con hombro. Eso o ahora mismo está en algún loquero pidiendo auxilio, o en la policía avisando para que vengan a por mí.

En definitiva todo este texto es sólo por una razón: dar las gracias a todos los que contribuisteis, aunque fuera un poquito, a que mi fin de semana fuera maravilloso, a los que compartieron tren conmigo, a los compis de habitación, a los de grupo, a los tres maravillosos y cercanos monitores y a todo el equipo que nos llegó tan hondo con su cercanía y su humanidad. Para mí toda esta experiencia sólo ha tenido una pequeña parte mala, y ha sido no poder llegar a conoceros a todos, cosa que espero hacer en algún momento.

Así que gracias a todos los que, con vuestra actitud, vuestra ilusión y vuestras sonrisas me hicisteis pasar un fin de semana que no olvidaré jamás, porque ya sabéis, recordamos mucho más las cosas que vivimos con una gran carga emocional.. 

4 comentarios:

  1. El Ojo sin Párpado11 de febrero de 2013, 14:22

    Ve buscando un momento para que nos veamos. Y si no lo encuentras, te encontraré yo a tí.

    ResponderEliminar
  2. Por lo visto descubriste un montón de sensaciones en tu viaje, cosa de la cual me alegro muchísimo. Conocer gente nueva es algo increible.
    cito: " sufro 12 crisis existenciales en 1 minuto "; eso háztelo mirar eh! ;)

    Kisses. Bruja.

    ResponderEliminar
  3. Suerte en este nuevo trayecto.

    ResponderEliminar
  4. Tenía muchas ganas de perderme un ratito por aquí, y me he quedado atrapado en la primera historia, cosa que por alguna razón ya había previsto que ocurriría.
    Es cierto todo lo que podemos aprender de y con los demás. Y más importante lo que podemos llegar a aprender de nosotros mismos.
    Que no decaiga nunca esa ilusión!

    ResponderEliminar

¡Gracias por leerme! ¡Deja tu opinión aquí debajo si te apetece!: